Crónicas de los viajeros de la ciudad
Palabras clave:
Imaginarios urbanos, antropología de la arquitectura, diseño participativoSinopsis
Se ha dividido a este trabajo en cuatro capítulos. El primero aborda el problema de la correspondencia de las series míticas y las imágenes en que éstas se apoyan con la manera en que conocemos, entendemos, imaginamos y actuamos al construir la ciudad que habitamos, esta correspondencia se analiza revisando la manera en la que diversas culturas conciben la historia de la creación del mundo en el que habitan. Una buena parte del capítulo se concentra en analizar material documental relacionado con la correspondencia de esos mitos de creación con la forma física de las obras que habitan los pueblos que han creado esas explicaciones para imaginar su mundo.
Por otra parte el capítulo analiza el papel funcional que tienen los mitos en la configuración de la imagen física del asentamiento, estableciendo las líneas generales de lo que será el principal argumento del segundo capítulo. Éste se concentra en explicarnos cómo la evolución reciente de las urbes del capitalismo se ha apoyado en poderosas imágenes religiosas.
El segundo capítulo parte del análisis de la evolución de la idea de ciudad en el capitalismo, analizando la basa mítica que anima su pretendida estabilidad, así como la crisis de estos sistemas de cara a los profundos cambios que plantea el mundo contemporáneo, inmerso en una serie de ordenes que se enlazan caóticamente y que –como una gigantesca malla- empieza a armar una nueva visión que lo abarca todo, que pretende ser el todo. Ello abre una discusión sobre la posibilidad de caracterizar la manera en la que los habitantes entienden al mundo contemporáneo, en este contexto se elabora una hipótesis que pretende explicar cómo las estructuras míticas evolucionan a partir de la interpretación que cada persona elabora de ellas, completándose poco a poco, para ir cerrando el cerco de una estabilidad inmutable.
Ello abre una pregunta fundamental: ¿es posible comprender al mundo como una estructura total? La respuesta a esta interrogante establece las bases para proponer una posibilidad programática para una educación medioambiental.
El tercer capítulo explora las posibilidades pragmáticas de tal programa educativo. Establece una caracterización estructural del hábitat a partir de la idea de que la estructura física de la ciudad y la manera en la que los habitantes pueden entenderla puede caracterizarse a partir de diversos niveles de apropiación del espacio, que ejercen los grupos de habitantes y que adjetiva su relación con el mundo.
Las estrategias educativas que se desprenden de esta idea se desarrollan a partir de tres actividades, aprender a describir el mundo, aprender a comprender la complejidad de lo cotidiano y aprender a crearnos un lugar para estar en el mundo; en torno a estas ideas se interpretan los resultados de los talleres de participación en los que se ha ensayado esta aproximación educativa. A partir de esta reflexión se analizan las implicaciones que tendría la participación de la población en la toma de decisiones para la construcción de la ciudad, un aspecto que se analiza de esta posibilidad es el de la estructura de los sistemas legislativos y de administración pública que garantizaran este fin. Se analizan cuatro dimensiones de la ley que tenderían a favorecer la participación de las comunidades en la edificación del hábitat y que tienen que ver con la comunicación, la organización de los habitantes, su educación y la definición del tipo de acciones que serían pertinentes de acuerdo a la escala de la intervención que se planearía para el espacio urbano.
Un apoyo documental que se explora en este capítulo es la organización legislativa que fue puesta en práctica durante la elaboración del plan de desarrollo del estado de Aguascalientes, y que establece una forma de organización de la población civil que fue notablemente eficiente durante este trabajo y fomentó una amplia participación de los pobladores de ese estado de México. En un apéndice del capítulo tercero (que físicamente se halla hacia el final de este libro) se elabora una caracterización estructural de la ciudad contemporánea, dividiéndola en niveles de apropiación que ejercen los habitantes sobre sus espacios.
Se exploran diversas dimensiones de esta división de la ciudad, como por ejemplo las formas de comunicación que son eficientes en cada nivel de apropiación del espacio urbano, formas de organización de la población frente a cada escala de la ciudad, formas de participación de la población en la transformación y conservación de la ciudad, estrategias de educación para los habitantes que sean efectivas según los niveles de intervención en la ciudad, etc. La caracterización que se consigue elaborar en el tercer capítulo –que es una definición de la materialidad de la geografía sobre la que operan los pobladores- se opone en el cuarto capítulo a la geografía imaginaria.
En este capítulo se explora la posibilidad de entender, tal como hemos caracterizado a la geografía de la ciudad, a la ciudad imaginaria como el resultado de unos mitos e imágenes heredadas. Se analizan diversas dimensiones de la ciudad onírica en la literatura, tratando de establecer las dimensiones estructurales por medio de las cuales se podría organizar una topología de la imaginación. Este capítulo es el recuento de tres viajes por la ciudad, hechos entre los sueños y la realidad, en los que se hacen visibles los mitos que enhebran al mundo de cada uno, que le dan sentido a la manera en que construimos a la ciudad.
Esto luego configura una descripción general de lo que sería una topología de la imaginación, que encuentra notables paralelismos al enfrentarse a la caracterización física de la ciudad. Esta evidencia, que establece la circularidad esencial del proceso de construir al mundo-construirnos a nosotros mismos –en un viaje que va y viene como la imagen en un espejo, desde la exterioridad de nuestra existencia hasta nuestro mundo interior- es el acicate para plantear, en la parte final de este último capítulo, la posibilidad de que este mundo de objetos y reflejos que se corresponden exactamente y que se halla organizado por nuestro sistema de creencias, sea una sutil pero efectiva cárcel para nuestra conciencia. La última parte del capítulo es el desarrollo de una hipótesis perturbadora: que fuera de los límites de nuestra cognición, que son los límites del mundo que habitamos, en realidad existe un universo vasto y lleno de posibilidades al cual no tenemos acceso, al que el sistema que hemos creado para vivir en el mundo nos niega la posibilidad de verlo, al tiempo que nos encadena, mostrándosenos como lo único posible; que ejercitar una nueva forma de ver al mundo nos abrirá los límites de esta esfera autorreferente en la que nos hemos encerrado.