El fervor de la materia
Sinopsis
«Intento evaluar la posibilidad de un libro infinito, y resulta tan ridículo como el anhelo inmortal de los arcanos alquimistas. ¿Pero un libro tramposo que te obligara a no llegar a su página final? Un mal libro tiene, también, dicha cualidad, y no se salva de acabar en el moridero. Además, serían libros a medias, vivos de forma artificial, cuya agonía se prolongara, apenas, en un sonar incansable que no deja dormir a los demás. Y no leer es condenarlos a no existir nunca, que es lo mismo que morir. Un libro, idealmente, que en sus párrafos se prolongara para siempre, que cada vez que se volviese a él pudiera contar una historia nueva: un buen libro, me digo ahora.»
De «El lugar donde reposan las palabras»,